domingo, 9 de marzo de 2014

Ciclo: metacine español.

Cine dentro de cine. Desde luego no es un tema nuevo, ha estado ahí desde siempre, o más bien desde que se tomó consciencia del cine como un arte por sí mismo, por derecho propio. Y es que no sé qué tienen este tipo de películas pero es algo que a la mayoría nos fascina, a mi por lo menos me vuelven loco. Tal vez sea por el hecho de que los responsables tratan un tema que les apasiona y aman, y eso queda reflejado, de una forma u otra, en la obra. O quizás ocurre lo contrario y soy yo el que la ve con otros ojos, no lo sé,  pero el caso es que estos films son especiales. En este ciclo os propongo tres pelis españolas que tratan el cine desde diferentes ángulos, pero siempre de forma reverencial. ¿Por qué españolas? Pues yo qué sé, supongo que porque nos son más cercanas, y porque para traer El crepúsculo de los dioses, Cantando bajo la lluvia u otras películas que ya hemos visto todos pues no traigo nada.

1. Vida en sombras (Lorenzo Llobet-Gràcia, 1948)
Debido al fracaso que resultó en taquilla, esta fue la única película que estrenó su director. Sin embargo y con el paso del tiempo se ha convertido en un film muy querido por los amantes del cine, y es que eso es lo que derrocha este film: amor por el séptimo arte. En él se narra la vida de Carlos Durán, interpretado por un joven Fernando Fernán Gómez. Una vida que, para bien o para mal, siempre ha estado  ligada al cine. No se trata de una película muy original, pero es muy corta y pasan bastantes cosas, por lo que se ve del tirón sin problemas. Al menos a mí me resulta muy fácil meterme en ella. Desde luego no podía empezar el ciclo con otra película, y es que se trata de una inyección pura de, como se dice en una linea de diálogo "el veneno del cine: ese tóxico tan actual al que no sabe uno nunca renunciar".



2. Arrebato (Iván Zulueta, 1980)
Lo que nos presenta esta película es la locura en la que podemos caer los amantes del cine, hasta llegar a ser literalmente devorados por el celuloide. Drogas, sexo y cine, una mezcla apunto de estallar en la vida de José, director de cine de terror al que da vida Eusebio Poncela. Tras finalizar el rodaje de su segunda película llega a su casa y se encuentra con su ex, Ana, una drogadicta interpretada por Cecilia Roth. Además también se encuentra con que ha recibido un paquete de Pedro (Will More), un excéntrico joven obsesionado con sus filmaciones en súper 8. El paquete contiene una película y una grabación de audio con las que Pedro narra su forma de entender este arte, así como el proceso de autodestrucción en el que está metido debido a su "cineadicción". Una historia original así como un montaje y una edición de audio sublime hacen de este un film completamente fascinante, que te atrapa de principio a fin.



3. Sesión continua (José Luis Garci, 1984)
Si hay alguien en España que sepa de cine y que lo ame profundamente ese es José Luis Garci, y he aquí una muestra de ello. Nada más comenzar suceden en pantalla una serie de fotografías de diversos cineastas (Hitchcock, Ford, Chaplin...) y, tras un fundido a negro, podemos leer: "(a ellos)". José Manuel Valera (Adolfo Marsillach) y Federico Alcántara (Jesús Puente) están preparando su próxima película. Sin embargo no pasan por el mejor momento de sus vidas: el primero, separado y con dos hijas, tiene bastantes problemas en lo que respecta a su relación con la mayor; el segundo está anclado en un infeliz matrimonio a punto de romperse. Que Garci es un maestro con la cámara y un fantástico director de actores (todos están inmensos) nadie lo duda, pero lo mejor que tiene esta película es su guión, lleno de diálogos chispeantes y maravillosas referencias cinematográficas. Y qué escena final tan fantástica, si es que esta peli derrocha amor por todos sus poros.



Pues esto es todo. Decidme si veis alguna de las tres (espero que las tres) y si os gustan. Pero sobre todo ved cine, lo que sea y como sea, pero ved cine, que pocas cosas hay en este mundo que valgan más la pena. Me despido con una frase de Sesión continua: "...para nosotros la vida está en los cien minutos que te tiras en la sala, porque luego, en la calle, es como si vivieras una película".

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